Geocaching por el norte de la Casa de Campo

La casa de campo en Otoño-Invierno está estupenda para salir a pasear por ella, los colores marrones y amarillos de las hojas caidas del pasado otoño se mezclan con el verde intenso de los suelos y las copas de los árboles, tan verdes por las últimas lluvias. Hace frío, si, pero lo mitigamos un poco con el calorcito que te da ir bien abrigado y la marchita que llevamos haciendo camino.

La zona norte es quizá la menos transitada y conocida de la casa de campo, quizá por el grado de inaccesibilidad que tiene (para llegar o te das una buena caminata desde la parte sur o llegas en coche aparcando en la parte norte (nuestra opción) con una combinación dificil de salidas en diferentes carreteras que nos hizo tener que dar la vuelta y volver a probar en 2 ocasiones. Pero esta inaccesibilidad le da un encanto especial. Además en la zona se han concentrado 8 intersantes cachés que nos han hecho incentivarnos para visitar esta bonita zona en un paseo de unas 4 horas. Los cachés no son de los mismos dueños por lo que no esta planteado como una serie, pero su distribución los hace perfectos para una rutita circular. La pega es la via del tren que solo se puede cruzar por un puente que está al principio de la ruta (empezando por el norte).

Nada más entrar nos encontramos con una valla en la que hay un montón de chupetes colgados ¿? No entendemos muy bien el motivo.

La VacaChé por supuesto nos acompañó en esta nueva aventura, disfrutando sobre todo en los dos cachés que hacen refencia a su especie: Casa de Vacas de la Casa de Campo y La fuente de Casa de Vacas. La casa de Vacas de la casa de campo (edificio en ruinas del que solo quedan los cimientos y algunos restos de paredes) se construyó en 1830 por orden de Fernando VII, ya que las instalaciones ganaderas antes existentes habían quedado destruidas durante la ocupación francesa de 1808-13. Bajo la dirección del vaquero napolitano Rafael Vitaloni se ejecutaron las obras en la zona norte del entonces cazadero real, en un punto al que la abundancia de agua y buenos pastos hacían idóneo para la ganadería. Durante el reinado de Isabel II se añadieron instalaciones queseras.

Lo curioso es que las ruinas están cuidadas por un grupo de jubilados que se acerca de vez en cuando para limpiar y mantenerlas, no entendemos muy bien porqué. Hay un pequeña valla que guarda un pequeño minihuerto, protegido de los pájaros por un montón de botellas de colores. Muy curioso.