domingo, 10 de junio de 2012

Ruta por la playa, de Torre Horadada a Cabo Roig



Torre Horadada - Mil Palmeras - Campoamor - Cabo Roig
Enlaces descarga ruta: wikiloc google maps
Realizada: 02/06/2012
Dificultad: baja
Puntuación: ** (max 5*)
Distancia  15,17 Km (ida y vuelta)
Tiempo sin paradas: 3 h 30 min
Tiempo con paradas: 4 h 01 min (refresco en chiringuito, baño)
Altitud: Salida: 50 m Max: 83 m  Min:0 m 
Desnivel Acumulado: Subida: 71 m Bajada: 71 m

Ver Torre Horadada - Cabo Roig en un mapa más grande

Para inaugurar el verano y antes de nuestro primer bañito del año, teníamos que ganárnoslo, y decidimos dar un paseo por la playa, ¡y menudo paseo! Salimos prontito, después de un gran desayuno en una de las mejores confiterías que conocemos, Mejías, en la plaza del pueblo Latino. En la playa todavía no había casi gente, que gusto da verla así! Nos planteamos la ida por el paseo que discurre cercano a la playa, sin arena, y la vuelta por la orilla del mar tocando el agua, aunque no tenemos un destino fijo.

Playa de las Mil Palmeras, con Cabo Roig al fondo, que al final sería nuestro destino
La ruta por el paseo no es en línea recta, hay que sortear varios obstáculos, cortes en el paseo y adentrarse un poco en las urbanizaciones para continuar la marcha. Además los acantilados de esta zona del Mediterraneo hacen muy difícil, y a veces imposible, poder pasar solo por la arena por lo que hay continuas subidas y bajadas, pero todas muy facilitas.


Por el camino nos da tiempo a buscar un par de cachés, aunque en las inmediaciones había otros 2, uno que ya teníamos y otro que no buscamos por tiempo.

Destaca en la zona entre Aguamarina y Cabo Roig, descendiendo el acantilado por el mirador, una zona que parece protegida y donde se ha marcado un camino entre estacas y cuerdas que parece que han tenido intención de conservar la zona tal y como era inicialmente antes de la urbanización salvaje de la costa. Se hace muy entretenido el paso por ese caminito entre cuerdas y rodeados de vegetación salvaje.


Al cabo de un rato y de rodear una mostruosa urbanización en Cabo Roig, que no permite ni un pequeñísimo paso público por la línea de costa llegamos a la playa de Cabo Roig, el destino que no nos habíamos planteado en un principio, pero que nos sentimos muy orgullosos de haber alcanzado.

La vuelta la hacemos ya tranquilamente por la arena parando en un par de chiringuitos a beber algo y dandonos algún que otro baño rápido para sofocar el calor. Cabe destacar que íbamos bien embadurnados de crema solar para protegernos del intenso sol que hacía, sobre todo en el último tramo del camino, algo muy importante para prevenir futuras complicaciones en la piel. Nunca entenderemos la gente que le gusta tostarse al sol.

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