Selva de Irati (casas de Irati-Koixta)

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Wikiloc
Realizada: 21/08/2011


-Dificultad: Media (al inicio y en medio de la ruta hay unas buenas subiditas y la bajada final es muy empinada)
-Puntuación: *****
-Duración sin pararse: 4:53 (circular)
-Duración con paradas: 5:23 (circular)
-Recomendable: SI
-Desnivel desde la salida: de 700m a 1200m (unos 500 m)
-Distancia total: 19.76 Km (Circular)


Ver Selva de Irati circular (casas de Irati-Koixta) en un mapa más grande

Esta ruta es una de las que más nos ha gustado en los últimos años desde las que hicimos en Ordesa-Monte Perdido. Partiendo de Casas de Irati y a medida que te vas adentrando en el bosque, recibes la mayor sensación de aislamiento dentro de un bosque que hemos tenido. La ruta es ciertamente espectacular, los paisajes en los que te ves inmerso son de cuento y además cerca de la llegada te encuentras con un mirador panorámico desde el que contemplas toda la ruta realizada y el bosque de hayas.

La ruta comienza en el aparcamiento de Casas de Irati, allí hay un puesto de información con gente muy maja que te explica las rutas que puedes realizar. Merece la pena comprar el plano de las rutas de la zona, es de muy buena calidad y son solo 2€. Nosotros lo teníamos ya de la ruta del día anterior. El sentido de esta ruta es muy importante, tanto los guías como el plano te indican que el sentido debe ser el contrario a las agujas del reloj, primero por la NA-69 y volviendo desde Koitxa por NA-60A. De hacerlo en sentido contrario te encontrarás al empezar con una subida mortal que seguramente te hará darte la vuelta, mucho mejor hacerla de bajada como hicimos nosotros. Si se hace en el sentido correcto, el ascenso es más gradual y aunque hay momentos duros, está al alcance de todo el mundo.

El camino comienza adentrándose en el bosque con una buena subida inicial desde la salida es algo empinada, pero enseguida se hace menos pronunciada. El camino se va estrechando y hay algunas zonas en las que han colocado cadenas para facilitar la subida, hay que llevar algo de cuidado para no caerse, pero nada del otro mundo. Vamos parelelos al rio Urtxuria, dejándolo a la izquierda. Al cruzarlo encontramos un oasis digno de ser habitado por elfos o duendes, ideal para una pequeña parada para coger fuerzas.

Seguimos camino subiendo y bajando por el espeso bosque de hayas a las faldas de la sierra de Abodi. Llegando ya al final del NA-69, el bosque se abre a una pista forestal que termina en Koitxa, un pequeño embalse cercano a una extracción minera que no debería permitirse en un entorno protegido come este.

Dejando el embalse atrás y esta vez por el NA-60A nos volvemos a adentrar en el bosque y comenzamos una moderada ascensión que se intercala con claros en el bosque muy poblados de helechos y que termina en el raso de Akerrería.

Un desvío en el camino desde el raso nos llevará al espectacular mirador de Akerrería, con un empinado cortado a nuestros pies desde donde se contempla toda la sierra de Abodi. El mirador de Akerrería es el punto más alto, por lo que desde aquí ya solo queda bajada, y ¡menuda bajada! No es que sea dificil de bajar, pero al ser tan larga las rodillas se resienten. Esta es la que no debe hacerse nunca en el otro sentido. Antes de acomenter la bajada, repón fuerzas en el mirador contemplando las hermosas panorámicas.

Árbol al borde del precipcio

Despues de una larga cuesta con arboles inclinados desafiando las leyes de la gravedad, la cuesta pierde inclinación en lo que llaman el Paseo de los Sentidos, con numerosos carteles que te informan de la flora y fauna del lugar. Además es bastante divertido de realizar por estrechos pasos pegados a empinadas paredes vegetales cerca del rio Urtxuria. Finalmente se llega la ermita de la virgen de las Nieves desde donde se vislumbra ya el aparcamiento inicial.

Una vez en la llegada merece la pena dejar las mochilas en el coche y coger toalla y bañador para prolongar la ruta en dirección norte, llegando facil y rápidamente a la cascada de los Cubos, enclave fantástico para no parar de hacer fotos y para los más valientes, darse un chapuzón en sus frías aguas.

Ya de vuelta nos encontramos algunos caballitos salvajes